La reputación de Ecuador como la «Isla de la Paz» se ha visto afectada en los últimos años debido a un aumento significativo en la violencia y las tasas de homicidios en el país. Los grupos de derechos humanos informan que Ecuador ha registrado algunas de las tasas de homicidios más altas de la región. Los civiles se encuentran atrapados entre los grupos criminales que luchan por el control de la cadena de suministro de cocaína que pasa por Ecuador. Las autoridades del país han tenido dificultades para enfrentar esta crisis de seguridad pública, y la situación ha empeorado debido a la crisis política que atraviesa Ecuador. El presidente Guillermo Lasso se encuentra en el centro de esta tormenta, y su popularidad se ha visto afectada por el descontento generalizado con las tasas de criminalidad en aumento.
Lasso se enfrenta a una votación de juicio político por malversación de fondos antes de asumir el cargo por parte de legisladores de la oposición, acusaciones que él niega. Lasso, que es un millonario hecho a sí mismo, se postuló en una plataforma de valores liberales antes de llegar al poder en 2021. En su campaña electoral, prometió más inversión extranjera directa y fomento del espíritu empresarial. Fue elogiado por una exitosa campaña de vacunación contra el covid-19 al comienzo de su mandato, disfrutando de altos índices de aprobación en ese momento.
Sin embargo, poco después de su mandato, Lasso sobrevivió a un intento de juicio político en medio de protestas que duraron semanas por el aumento de los precios del combustible y los alimentos. Además, su nombre apareció en los “Pandora papers”, una exposición de 2021 de secretos financieros y tratos en el extranjero de docenas de jefes de Estado y funcionarios públicos.
El aumento de la delincuencia que ha alimentado la ira contra el Gobierno de Lasso es una tendencia anterior a su presidencia. Ecuador se había convertido en un centro de tránsito clave para la cocaína antes de que Lasso asumiera el cargo debido a su ubicación entre Perú y Colombia. La dolarización de su economía, en 2000, convirtió al país en un lugar fácil para lavar dinero, dicen los analistas.
Los controles necesarios para detener el crimen organizado fueron superados por las medidas de austeridad implementadas por su predecesor, Lenín Moreno, que llevaron a despidos masivos en el sector público y recortes presupuestarios. El sistema judicial, la institución que supervisa las transferencias bancarias y las transacciones bancarias, no tienen dinero ni para hacer fotocopias, y mucho menos rastrear transacciones que podrían estar potencialmente vinculadas con el crimen organizado.
Lasso ha implementado varios estados de emergencia para frenar el derramamiento de sangre en el país. Ha luchado para construir coaliciones debido a su mandato débil en el Congreso. Sin embargo, su popularidad ha disminuido a medida que las tasas de criminalidad continúan en aumento, lo que ha llevado a los legisladores de la oposición a renovar sus esfuerzos para destituirlo.
